El pasado 9 de julio RIPESS celebraba un conversatorio online bajo el título “Descifrando las diferencias entre economía social y solidaria (ESS), emprendimiento social e iniciativas afines«. En él, el autor del texto homónimo, Yvon Poirier, hacía una breve presentación power point en la que los puntos más importantes se pueden resumir en:

  • La Economía Social Solidaria es una respuesta renovada a la desigualdad y la exclusión ante los efectos de la globalización de la economía que aboga por resistir y construir.
  • Breve historia de los movimientos: La Economía Social está activa desde hace 150 años. La ESS aparece a mediados de los ochenta y hace un recorrido por el reconocimiento internacional que obtiene desde hace 20 años a la actualidad con una resolución de Naciones Unidas el pasado año 2023 y una resolución de la OIT el año anterior. 
  • Analiza iniciativas crecientes que promueven el emprendimiento social como solución fundamental para resolver los problemas de las personas. Algunos en este movimiento dicen que el emprendimiento social es ESS. Entre ellos, la Alianza Global para el Emprendimiento Social (creada en 2020), que incluye como socios/miembros al resto de organizaciones analizadas en el texto y está públicamente anunciada como socio del Foro Económico Mundial (FEM).
  • Otras iniciativas promovidas por el sector empresarial son la Responsabilidad social corporativa (RSC); los llamados “negocios inclusivos”, las ya conocidas empresa sociales o las inversiones de impacto.
  • Hace un análisis crítico de estas iniciativas, concluye que este enfoque económico de «hacer el bien» ayuda a la sociedad; sin embargo, esto no es suficiente, ya que no aborda las causas fundamentales de los problemas.
  • Por esto, aunque trabajemos de la mano de estas entidades, no debemos dejar de luchar por cambios más fundamentales en nuestras sociedades, para construir juntos una economía basada en las necesidades expresadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, como el derecho a la alimentación, la vivienda, la atención médica, los servicios sociales, etc. Un valor fundamental de la ESS es la primacía de las personas y los fines sociales sobre el capital.Podríamos añadir «y el planeta sobre el capital». Esta es nuestra misión fundamental. 

Desde su experiencia y compromiso durante los últimos 20 años tanto desde RIPESS, principalmente, como en las redes intercontinentales del ecosistema de incidencia política de la ESS, Yvon Poirier ha escrito este texto que se encuentra ahora mismo online en la plataforma SocioEco.org: Decoding the differences between social and solidarity economy (SSE), social entrepreneurship, and related initiatives. (socioeco.org)

De la mano de la dinamización de Sandra Moreno, secretaria ejecutiva de RIPESS, se desarrollaba un análisis con, primero, el académico Leandro Morais, de la UNESP, en Sao Paulo. Éste agradecía la posibilidad de discusión y de traer a debate conceptos que en varios países crecen como la Responsabilidad Social Corporativa, la Inversión Social, el empresariado social, etc.

También definía la Economía Social Solidaria (ESS) como heterogénea. Afirmaba que existen dificultades a la hora de delimitarla en sus actividades, mediciones, características, dado que son actividades económicas vinculadas a diferentes sectores, fases de producción y muy diversas en su composición también. En cada país o región se tratan diferentes términos y expresiones. Cabe recordar, aún así, que durante toda la discusión y primeramente por parte de Yvon, se nombraban tanto la Declaración por el Trabajo Decente de la OIT del 2022 y la declaración de la UNGA, aprobada un año después, en la que existe una definición que, si no perfecta, de momento engloba bastantes:

la economía social y solidaria engloba a empresas, organizaciones y otras entidades que realizan actividades económicas, sociales y medioambientales de interés colectivo o general, que se basan en los principios de la cooperación voluntaria y la ayuda mutua, la gobernanza democrática o participativa, la autonomía y la independencia, y la primacía de las personas y el fin social sobre el capital en la distribución y el uso de los excedentes o los beneficios, así como de los activos, que las entidades de la economía social y solidaria aspiran a la viabilidad y la sostenibilidad a largo plazo y a la transición de la economía informal a la economía formal, y operan en todos los sectores de la economía, que ponen en práctica un conjunto de valores que son intrínsecos a su funcionamiento y acordes con el cuidado de las personas y el planeta, la igualdad y la equidad, la interdependencia, la autogobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas, y el logro del trabajo decente y de medios de vida dignos, y que, en función de las circunstancias nacionales, la economía social y solidaria comprende cooperativas, asociaciones, mutuales, fundaciones, empresas sociales, grupos de autoayuda y otras entidades que operan según sus valores y principios,

Leandro finalizaba con la necesidad urgente de transformaciones estructurales del sistema económico poniendo como ejemplo la capacidad del ser humano de llegar a Marte hoy en día mientras en nuestro planeta existe pobreza, hambruna, falta de servicios de salud, etc.

A continuación era el turno de Akkanut Wantanasombut, de la Universidad Chulalongkorn en Bangkok, quien hizo un análisis sobre las formas en que este texto aterriza en un contexto en el que cada vez más, la ESS se ve y se reconoce como una alternativa real tanto a las diversas crisis que asolan el planeta y las personas como para conseguir alcanzar los ODS a nivel global. Elogiaba del texto de Yvon que aborda los problemas y también habla de las posibles soluciones.
Ponía de relieve la enorme importancia que tienen tanto la propiedad colectiva como la gobernanza democrática en los métodos de toma de decisiones. Mirando a las llamadas ‘empresas sociales’, afirmaba que se centran en la propiedad individual y las soluciones corporativas/capitalistas, preguntándose si éstas ¿Están comprometidas a largo plazo o sólo quieren utilizar la Responsabilidad Social Corporativa para las relaciones públicas y a corto plazo?

Chantal Line Carpentier, la co-directora de UNTFSSE y Jefa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en Nueva York compartía sus posiciones sobre el texto, que calificaba de un análisis crítico y ponía de relieve la necesidad de los siguientes pasos tendiendo puentes. Añadía, además que “Todos deberíamos alegrarnos de que las entidades del sector privado busquen impacto social” y hablaba de la responsabilidad de las entidades de nuestro sector en hacer palanca sobre estas herramientas de intercambio de conocimientos y elaboración de políticas como la Enciclopedia de la ESS ; la Resolución de la ONU por la ESS de 2023 o la Resolución de la OIT por el Trabajo Decente y la ESS de 2022.

En respuesta a la cuestión sobre la definición de la ESS, reconocía que la ESS es un sector que tiene su propia definición debido a la especificidad de que son servicios que no están proporcionados por otros sectores, a un precio asequible. Abogaba para terminar, por abrir un diálogo con el resto de modelos de negocio de todos los sectores de la economía; incluyendo los conceptos que tiene en cuenta el texto y preguntándonos la manera en que operan en el mercado mediante programas de recogidas de datos, de promoción de estas actividades en beneficio del interés público… En definitiva: ¿Cómo proyectar esta estructura? 

Finalmente, terminaba el diálogo Mansour Omeira, especialista en Innovación Social de la Unidad de Economía Cooperativa, Social y Solidaria de la OIT en Ginebra, donde además ha desempeñado diversas funciones, como Especialista en Igualdad y No Discriminación, Oficial de Investigación y Gestión del Conocimiento y Economista Laboral.

Hacía la corrección respecto a las empresas que no forman parte de la ESS y aportaba el concepto de “empresas de maximización de beneficios”.

Apuntaba, además, al hecho de que la ESS contribuye a la transición de la economía informal a la formal, lo cual es de máxima importancia en países de regiones como África o Latino América, donde entre los trabajadores de la ESS, muchos pertenecen a la economía sumergida. 

Tras estas interesantes intervenciones, en las que el diálogo podría haber continuado largo y tendido, Leandro y Akkanut realizaban unas aportaciones centradas en las regiones de Latino América y Asia, donde los conceptos de ESS pueden verse afectados por realidades regionales como la existencia y generalización de la ‘economía popular’ en Latino América.

Finalmente, el turno de preguntas de la audiencia, que Yvon Poirier junto con algunos apuntes de Mansour  respondía, por ejemplo, a la idea de que la realidad de África todavía no está siendo tan afectada por estas iniciativas de Economía Social o de Responsabilidad Social Corporativa pero que era de altísima necesidad tener en cuenta tanto la problemática como las nomenclaturas con las que se enmascaraban estos proyectos que finalmente parecen que buscan el beneficio de unos pocos frente al del planeta y la comunidad.

Hamish Jenkins, colaborador de RIPESS Intercontinental y de la edición de la publicación presentada, finalizaba el acto con unas conclusiones Existen dos puntos de vista complementarios para observar este fenómeno en el futuro:

  1. Una es una visión «estática» que puede utilizarse para determinar qué entidades económicas y sociales forman parte de la ESS y cuáles no. Esto puede servir para filtrar qué entidades podrían beneficiarse de ayudas reglamentarias o financieras y de otro tipo, una determinación que puede consagrarse en las leyes nacionales y locales para promover la ESS.
  2. La segunda es una visión «dinámica», en la que las definiciones de ESS de la OIT y las resoluciones de la ONU constituyen una «esfera de gravedad» hacia la que pueden gravitar otras esferas, como la «economía verde», la «economía circular» y, al menos en gran parte, el «empresariado social». Los tres criterios principales se refieren a:
    • La primacía de las personas y el planeta sobre el capital y el uso de los beneficios o excedentes. Esto cuestiona ciertas propuestas, como la inversión de impacto, que sitúan el beneficio al mismo nivel que los objetivos sociales y que también pueden acabar siendo impulsadas por los inversores en lugar de por objetivos comunitarios determinados democráticamente.
    • Una gobernanza democrática que vaya más allá de la representación parlamentaria y abarque la forma en que se toman las decisiones en el lugar de trabajo, que debería ir mucho más allá de las consultas por parte de la dirección, sino convertirse en una auténtica co-gestión (evitando, por ejemplo, los despidos para trasladarse a lugares más baratos, para que la empresa siga siendo rentable).
    • Abordar las cuestiones macrosistémicas relacionadas con la justicia fiscal global (fiscalidad equitativa sobre los individuos, accionistas y empresas más ricos), la justicia en los mecanismos de resolución de la deuda soberana, las regulaciones sociales y medioambientales, entre otras. Éstas afectan a las perspectivas de políticas públicas para hacer realidad los objetivos de la ESS y los derechos humanos y medioambientales de forma más general. Esto es lo que está en juego en la próxima Conferencia de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo de 2025 y con lo que el movimiento mundial de la ESS, incluido el Grupo de Trabajo (UNTFSSE), debería comprometerse plenamente.